viernes, 25 de septiembre de 2009

UNIDAD Vl

UNIDAD VI
ECONOMIA DE AFRICA NEGRA
EL ASPECTO ECONÓMICO
Nuestro propósito aquí es simplemente recoger un conjunto de datos básicos que nos permitan entrever esa situación socio−económica en la que está viviendo África Negra hoy.
Junto a la euforia general que se dió después de las independencias, nos encontramos con un conjunto de autores que empiezan a denunciar unas situaciones sobre todo económicas que hoy, han llevado el continente al borde de la asfixia. Si en 1962 R. Dumont decía que África Negra había despegado mal; si en 1980 hablaba de una África Negra estrangulada; hoy, después de más de una década, la situación socio−económica negro−africana se ha degenerado drásticamente: África Negra está al borde de una muerte inminente. Es lo que aparece en los últimos informes sobre la situación socio−económica mundial. Los datos que manejaremos aquí están sacados de dichos informes
La realidad socio−económica de África Negra nos es algo conocida por los medios de comunicación. Por ello, nos limitaremos a aportar algunos datos más en forma de anotaciones sin abundar en los números.
1. Es algo conocido por todos que África Negra es el sub−continente más pobre de la tierra con una población mayoritariamente sumergida en una pobreza absoluta. Con unos 216 millones de pobres, se calcula que en el año 2000 tendrá unos 304 millones de pobres. Por pobres aquí, no se trata de cualquier pobreza, sino de seres humanos cuyos ingresos no les permiten pagar una dieta mínimamente adecuada ni tampoco la satisfacción de necesidades distintas de las alimentarias.
2. Se ha relacionado generalmente la pobreza de África Negra con su explosión demográfica. Por ejemplo, el Informe anual 1994, del Banco Mundial explica el carácter desalentador del crecimiento económico de África Negra por su elevada tasa de crecimiento de la población.
Sin embargo, la realidad nos muestra que no hay una relación directa entre densidad de la población y nivel de vida. Así, por ejemplo, Alemania y Burundi son dos países que pertenecen a los países de alta densidad (200 o más habitantes por km2), pero mientras Alemania es uno de los países más ricos del mundo, con un PIB per cápita de $23.650, Burundi sigue formando parte de los países más pobres del mundo con un PIB per cápita de $210.

Por lo tanto, parece obvio que el desarrollo no va principalmente unido a una disminución de la población sino a una apropiación desigual de los recursos disponibles.
De ahí que tengamos que decir con Francis Moore Lappe y Rachel Schurman que: "La posibilidad de que el planeta pueda evitar un nivel de superpoblación depende de que "los pobres puedan tener mayor seguridad y más oportunidades"
3. Es frecuente justificar la crítica de la explosión demográfica negro−africana y del Tercer mundo en general por la limitación de las reservas mundiales y la necesidad de solidaridad con las generaciones futuras.
Pero acaso ¿Se ha pensado un poco en el hecho evidente de que Occidente, además de tener mayor población, consume más reservas mundiales que África Negra?
Hablando por ejemplo del consumo de energía, los datos que tenemos nos dicen que países con semejante densidad tales como Uganda y España, tienen un consumo absolutamente dispar. Cuando un ciudadano de Uganda consume una energía de 25 kilogramos equivalentes en petróleo, el ciudadano de España consume 2.229.
Con estos datos, nos parece evidente que "lo que amenaza agotar los recursos no es el consumo de subsistencia de las mayorías desheredadas, sino el derroche caprichoso de las sociedades opulentas"
También nos preguntamos:¿de dónde surgen por un lado esa exigencia ética de solidaridad con los generaciones futuras y por otro lado esa profunda falta de solidaridad con otros pueblos presentes que pasan hambre y miseria?¿Acaso valen más los que vendrán que los que ya están?
Cabe opinar que esa continua vuelta sobre la limitación de la natalidad radica en un doble miedo: por un lado, el miedo a que si aumenta la población de África Negra y del Tercer Mundo en general, a Occidente le quedar poco para su derroche; por otro lado, el miedo a ser asediado por África Negra y el Tercer Mundo en general.
De ahí la urgencia por cerrar las fronteras de Europa a la Inmigración.
4. La deuda externa es también un capítulo preocupante de la realidad socio−económica negro−africana como lo muestran los datos. Se estimaba que la deuda externa total de los países en desarrollo era de 1,7 billones de dólares al final de 1993. De toda esta cantidad, nada menos que 156.400 millones de dólares constituyen la deuda externa de África Negra que ha ido incrementándose a lo largo de los cinco últimos años.

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